Todos los Males del Mundo
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		En los albores de la humanidad, cuando los dioses aún caminaban entre los mortales y el Olimpo regía el destino del mundo, nació una figura cuyo nombre sería recordado a través de los siglos:...
ARTE / CULTURA / MITOLOGIA / CINE / LIBROS
 
		
		En el vasto escenario de la escultura italiana del siglo XIX, un nombre resuena con la fuerza de un eco que se niega a apagarse: Giovanni Dupré. Nacido en Siena en 1817, su destino parecía tallado en la misma piedra que luego daría vida a sus obras. Hijo de un modesto tallista, inició su aprendizaje en el taller familiar, copiando esculturas renacentistas, imitando gestos y pliegues que otros ya habían inmortalizado. Pero en aquella repetición, en ese ejercicio paciente de reproducir lo que otros habían creado siglos atrás, comenzó a germinar una voz propia, una mirada que pronto se convertiría en una de las más poderosas de su tiempo.
 
		
		El Inframundo griego, ese reino silencioso donde reinaba Hades con su severa majestad, era un lugar de misterio y temor, pero también de símbolos que la mitología cargó de significados eternos. No era simplemente un espacio sombrío: era un universo completo, con leyes propias, guardianes implacables y paisajes que ningún mortal podía ver sin estremecerse. Allí se extendían llanuras grises y cavernas interminables, y lo atravesaban cinco ríos que lo definían, cada uno con un carácter único, como venas de un mundo invisible.
 
		
		El cine no solo ha sido una ventana a la imaginación, también ha funcionado como un espejo anticipado del porvenir. Muchas veces, las películas nos mostraron inventos y tecnologías que parecían imposibles… hasta que décadas después se volvieron parte de nuestra vida cotidiana. En esta nota exploraremos cinco obras clásicas del cine que, con intuición visionaria, predijeron avances tecnológicos que hoy consideramos normales: desde la inteligencia artificial hasta los teléfonos móviles.
 
		
		Botticelli trazó un jardín que no existe en la tierra ni en el cielo, sino en el umbral entre ambos. Ese jardín es La Primavera, y en él, como un eco multiplicado, resuena el rostro de Simonetta Vespucci, la mujer que los florentinos llamaban la más bella de todas y a la que el pintor rindió un culto más cercano a la mitología que a la carne.
Leer más… Los rostros de Simonetta en La Primavera de Botticelli
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		En los albores de la humanidad, cuando los dioses aún caminaban entre los mortales y el Olimpo regía el destino del mundo, nació una figura cuyo nombre sería recordado a través de los siglos:...
 
		
		La historia de Heliogábalo no tiene desperdicio, es realmente sorprendente, pero lo es aún más, el esfuerzo de muchos historiadores que durante siglos han retocado los hechos históricos, en un...
 
		
		El puntillismo surgió en Francia a finales del siglo XIX, aproximadamente en la década de 1880, como una respuesta y una evolución al Impresionismo. Mientras los impresionistas buscaban capturar el...
 
		
		 
		
		Una brisa suave susurra entre los árboles en un claro de bosque iluminado por la cálida luz del sol de primavera. Este escenario idílico es la esencia capturada en mármol por Giovanni Maria Benzoni en su...
 
		
		 
		
		El tamaño importa, es una creencia arraigada en los tiempos actuales, pero no era así para los griegos antiguos. En el arte griego antiguo, aunque también en las obras clásicas más cercanas en el...
 
		
		Eurídice era una hermosa ninfa de Tracia. Un día, un joven llamado Orfeo que paseaba ocasionalmente por el lugar, la conoce y flash, ambos se enamoran. La relación avanza rápidamente, todo parece...